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¿Existe Evidencia que Avale el Uso de Lentes de Contacto en Niños?

Departamento de Óptica, Farmacología y Anatomía, Universidad de Alicante, Unidad de Optometría Avanzada. Departamento de Oftalmología, Hospital Vithas Medimar Internacional, Alicante

Introducción

El desarrollo de la Contactología Infantil es una fuente de controversia en la actualidad, principalmente en el ámbito médico. La motivación de dicha controversia son las dudas acerca de su indicación y sobre todo la preocupación sobre los potenciales riesgos del uso de lentes de contacto (LC) en niños.

Existe una gran variedad de mitos acerca del uso pediátrico de LC, entre los cuales se encuentran los siguientes:

  • Es muy difícil que los niños aprendan a ponerse LC
  • No es necesario que lleven LC los niños, ¡qué beneficio puede suponer…!
  • Necesitas mucho tiempo de consulta para adaptar LC en niños
  • Las LC en niños producen muchos problemas para la córnea
  • En niños, hay más incidencia de complicaciones con LC
  • Poner LC blandas en niños hace crecer la miopía
Dificultades de manejo de LC en niños

Walline y colaboradores1 en el año 2007 publicaron los resultados de un interesante estudio en el que se evaluaba el tiempo medio de entrenamiento en la inserción y extracción de la LC así como la incidencia de tinciones conjuntivales en un grupo de sujetos formado por 84 niños (8-12 años) y 85 adolescentes (13-17 años). Hallaron una diferencia estadísticamente significativa entre niños y adolescentes en el tiempo medio de inserción-extracción de la lente (niños 41,9±32,0 min vs. adolescentes 30,3±20.2 min, p=0.01). La incidencia de tinción conjuntival se incrementó del 7,1% pre-adaptación al 19,9% a los 3 meses del porte de la LC (p<0.001), no existiendo diferencias en ese incremento entre niños y adolescentes. Estos autores concluyen que son necesarios de media 11 min más en niños que en adolescentes para aprender el manejo de la LC, no apreciándose signos biomicroscópicos que alarmen sobre el porte de LC en niños. Paquette y colaboradores2 en adolescentes para aprender el manejo de la LC, no apreciándose signos biomicroscópicos que alarmen sobre el porte de LC en niños. Paquette y colaboradores2 también demostraron en otro estudio que niños (8-16 años) sin experiencia previa en LC eran capaces de adaptarse fácilmente al uso de las lentes, sin producirse eventos adversos significativos durante un seguimiento de 3 meses.

Impacto del uso de LC a nivel de calidad de vida en niños

Además del tema del manejo, existen varios estudios que han intentado analizar el impacto en el niño del uso de LC, obteniéndose resultados muy positivos. Walline et al en 20073 comprobaron que en niños y adolescentes las LC mejoraban la calidad de vida evaluada mediante el instrumento PREP (Pediatric Refractive Error Profile). Específicamente, los niños y adolescentes de este estudio experimentaron una mejora muy significativa en lo que respecta a su apariencia y en la participación en actividades, reportando una gran satisfacción con la corrección refractiva lograda con las LC.3 Asimismo, en un ensayo clínico controlado y aleatorizado comparando el impacto en calidad de vida de llevar gafa o LC en niños de 8 a 11 años, se demostró que existía más probabilidad de mejora de la apariencia física, la competencia atlética y la percepción propia de aceptación social (escala Self-Perception Profile for Children Global Self-Worth) con el uso de LC.4 Asimismo, también se ha podido comprobar que la calidad de vida relacionada con la visión es mejor en niños miopes menores de 12 años con LC que con gafas, notándose de mayor modo el beneficio en niños más mayores, en niños que participan activamente en actividades recreativas, en niños motivados al uso de LC y en niños a los que no les gusta su apariencia con las gafas.

Complicaciones del uso de LC en niños

Walline et al6 estudiaron en 2013 a 175 sujetos con al menos 10 años de porte de LC. De ellos, el 49,2% estaban adaptados desde niños, usando las LC 14,8 ± 3,4 horas/día y necesitando un 20,9% de ellos visitar al oftalmólogo por ojo rojo o dolor. Por otro lado, un 50,8% estaban adaptados a sus LC desde la adolescencia, con un porte de 14,7 ± 3,6 horas/día y necesitando un 19,1% de los mismos visitar al oftalmólogo por ojo rojo o dolor. Estos autores concluyeron que el uso de LC desde niño no se hallaba asociado a mayor incidencia de problemas, peor salud ocular o reducción en el tiempo de porte.6 Cope y colaboradores7 estudiaron cuáles eran los factores de riesgo para el desarrollo de infecciones oculares asociadas a LC, encontrando los siguientes: dormir con las lentes puestas, contacto de las lentes con agua, no adherirse a los protocolos de reemplazo y la reutilización de las soluciones desinfectantes. En una encuesta realizada por estos mismos autores hallaron porcentajes similares de incidencia de al menos 1 comportamiento que suponía riesgo de infección por LC: 85% para adolescentes (12-17 años), 81% para jóvenes adultos (18-24 años) y un 88% para adultos (≥25 años).7

Hay que tener en cuenta que existen varios casos reportados en la literatura de infecciones oculares severas en niños y adolescentes relacionadas con las LC, algunos de ellas con pérdida visual significativa asociada.8-14 Kunimoto et al13 analizaron a nivel retrospectivo 113 ojos de 107 niños de 16 años o menos (período 1991 a 1995), todos ellos con queratitis microbiana. Los principales factores predisponentes a la queratitis microbiana eran trauma (21,2%), enfermedad ocular (17,7%), enfermedad sistémica (15,9%) y la queratoplastia penetrante previa (8,8%), detectándose un total de 85 organismos (43,7% especies de Staphylococcus, 18,8% Streptococcus pneumoniae, 17,2% Streptococcus fungi). Los autores resaltan que para la resolución de estos casos fue necesaria la cirugía en un 15,9%, quedando un 36,4% con agudeza visual final sin corrección de 20/60 o mejor.13 Cruz et al14 analizaron retrospectivamente 51 ojos con queratitis ulcerativa de 50 niños con menos de 16 años (período 1980 a 1991), hallándose como factores de riesgo para esta condición el trauma (44%), la cirugía corneal previa (24%), la presencia de enfermedad sistémica (24%) y el porte de LC (12%).

En esta muestra existía enfermedad sistémica o compromiso inmunitario en 7 de los 15 niños menores de 3 años. Los principales gérmenes asociados fueron Pseudomona aeruginosa (34%), Staphylococcus aureus (20%) y Staphylococcus fungi (18%). El 14% de los pacientes necesitaron cirugía.14 Por tanto, las LC son un factor predisponente a la queratitis microbiana, especialmente cuando existe un mal uso o pobre higiene. Por último, Walline et al15 en 2008 llevaron a cabo un ensayo clínico controlado y aleatorizado en el que pusieron de manifiesto que, comparando con el uso de gafas, el uso de lente de contacto blanda en niños no se hallaba asociado a un incremento de la longitud axial, de la curvatura corneal o de la magnitud de la miopía.

Usos que avala la evidencia científica de LC en niños

En primer lugar, un uso clásico de LC en niños es la afaquia infantil tras cirugía de catarata congénita, que cada vez es menos frecuente puesto que existen implantes intraoculares pediátricos para proporcionar una corrección lo más óptima posible al bebé. El primer uso de LC para afaquia descrito fue en 1965.16 A partir de ahí se reportan una serie de casos clínicos, series de casos e incluso ensayos clínicos mostrando la potencial utilidad de la LC como método corrector en la afaquia infantil, destacando la evidencia del uso de elastómeros de silicona en uso prolongado y el uso de LC RPG.18-23

El otro gran uso de LC en niños que ha sido estudiado ampliamente es el control de miopía, tanto empleando ortoqueratología como lentes blandas de desenfoque periférico.24 En general, podemos concluir con respecto a la amplia evidencia científica los siguientes aspectos con respecto al control de miopía con ortoqueratología:25-33

  • Máximo nivel evidencia Ia
  • Explicación riesgos y beneficios de la intervención, consentimiento informado
  • Es necesario el control de la longitud axial del ojo para conocer el efecto real
  • Se logra mayor control de miopía en rangos de edad menores, pareciendo lográndose un mayor efecto de control a mayor miopía (> 2.5-3 D)
  • Mayor efecto en niños con pupilas grandes y mayor inducción de control de refracción periférica, no siendo recomendable cesar el uso antes de los 14 años
  • No podemos afirmar que las LC blandas de desenfoque periférico sean peor opción
  • Mayor preocupación: incidencia de queratitis bacteriana

La higiene es un factor clave en la incidencia de queratitis infecciosa con ortoqueratología,34 siendo los estuches de conservación de las lentes un factor clave.35 Existe una gran variedad de casos clínicos reportados de infecciones bacterianas en niños tras ortoqueratología por lo que el tema de la higiene debe priorizarse y tenerse muy en cuenta. La propia Academia Americana de Oftalmología concluye en un informe reciente que la ortoqueratología puede ser efectiva para ralentizar la miopía en niños y adolescentes, pero destaca como factor negativo el riesgo de las queratitis microbianas.36

En lo que respecta a las LC blandas de desenfoque periférico y su rol en el control de la miopía, inicialmente el estudio de esta opción se inició con las lentes de contacto asférica centro-lejos, comúnmente utilizadas para la compensación de la presbicia.37 A posteriori, se empezaron a empezar las lentes de presbicia de anillos concéntricos38 para control de miopía para finalmente pasar al desarrollo de diseños específicos tanto asféricos centro-lejos (lentes de gradiente de potencia)39 como de anillos concéntricos.40 A su vez, se ha podido constatar que los LC anillos concéntricos proporcionan mayor control miopía que otras LC blandas para control de miopía.41 Recientemente, nuevos diseños de lentes de contacto blandas para control de miopía han sido validados, tales como los de extensión de profundidad de foco42 como los diseños combinados (desenfoque periférico + leve moldeo corneal).43

Existen otros usos de LC en niños reportados en estudios científicos, pero principalmente en casos clínicos o estudios de series de casos:

  • Uso cosmético para cubrir desfiguraciones de iris, cornea o esclera.44
  • Uso de LC especiales tras laceraciones corneales traumáticas45 y para mejorar la visión tras diferente tipo de trauma corneal.46,47
  • LC con finalidad rehabilitadora y terapéutica en traumas, cicatrices corneales, alta miopía y microftalmia.48
  • Uso terapéutico del hidrogel de silicona Lotrafilcon A en quemaduras corneales, erosión corneal, queratitis neurotrófica, descematocele, úlcera corneal, queratitis por exposición, queratouveitis, queratoconjuntivitis vernal, queratitis herpética y perforación corneal.49
  • Uso de LC esclerales en niños para el manejo de la ptosis complicada.50
  • Uso de LC esclerales en niños para manejo de ojo seco, astigmatismo irregular y queratocono combinado con queratoconjuntivitis vernal o síndrome Sjögren.51
  • Uso de LC tintadas centrales para acromatopsia52
  • Uso de LC opacas para hacer tratamiento de oclusión en ambliopía53
  • Uso de LC tintadas para aliviar fotofobia en distrofias de conos54

Sorprendentemente faltan más estudios que avalen el uso de LC en niños en anisometropías, mostrando el impacto a nivel aniseicónico y binocular, a pesar de que en el ámbito clínico es una práctica habitual.55-58 No se reportan elevadas incidencias de complicaciones, mostrándose evidencia del uso de LC blanda y RPG, con clara mejora de la calidad visual.

En general, en los estudios se echa en falta el uso de un protocolo clínico de seguimiento más completo que incluya cover test, test de Worth y estereopsis, entre otros. En 1996, se reporta una serie de casos de alta miopía en los que se realizó una adaptación exitosa de LC. En dicha serie se incluían algunos casos de anisometropía, demostrándose que el uso de la LC permitía una recuperación de la estereopsis.58

Conclusiones

Toda esta literatura científica pone de manifiesto que el uso de LC en niños es una opción viable, pero se debe de tener en cuenta lo siguiente:

  • No debemos ni podemos banalizar el tratamiento en anuncios y redes sociales.
  • No debemos ni podemos hablar de opción correctora sin riesgos.
  • Es mandatorio el uso de consentimiento informado
  • Debemos evitar no seguir las indicaciones establecidas por la evidencia científica.
  • Tenemos que seguir realizando investigaciones de calidad. +
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